CARTA DE BOLÍVAR PARA EL GENERAL SANTANDER, FECHADA EN EL CUARTEL GENERAL DEL ROSARIO DE CUCUTA EL 22 DE JULIO DE 1820, EN LA CUAL ENTRE OTRAS COSAS LE EXPONE SUS APRECIACIONES ACERCA DEL ARMISTICIO EN PROYECTO. *
Cuartel general del Rosario de Cúcuta, a 22 de julio de
1820.
Al señor general Santander.
Mi querido general:
Por la última correspondencia de Guayana vuelvo a saber
algunas noticias viejas y otras nuevas, que son poco más o menos éstas.
Soublette se ha recibido de vicepresidente y dice que lo único que puede decir
es que no hay un maravedí y que todo ha de salir de Guayana para aquel departamento.
Que se hallaba Bermúdez en San Fernando de Cachicamo con no muchas tropas de
todo el oriente. Yo temo que las ataquen y las destruyan. Que escribe Vergara
vienen fusiles 12.000 vestuarios, pólvora, municiones, etc.; estas son las
palabras de Vergara, no se sabe si son fusiles o vestuarios.
Vélez estará ya cerca de Casanare con 3.000 fusiles y
otros elementos militares. Incluyo a usted una carta de él y también una gaceta
francesa para que se extracte el cuadro de la opinión en Francia, el mismo día
que Fernando renunciaba en España su despotismo.
Sucre estará en Guasdualito con cerca de 4.000 fusiles y
otros objetos militares; pero nada puede venir ahora por las inundaciones.
Acaba de llegar Manselo de Guasdualito y ha gastado 32 días en el camino, por
lo mismo no viene ganado.
El señor Zea se llevó el dinero que tenía Hamilton en San
Thomas; cambió a bajo precio las barras de oro para llevárselas: libró dineros
a favor de Marino y de otros individuos inútilmente y últimamente se ha llevado
una autorización ilimitada y absoluta del congreso para hacer todo lo que crea
conveniente para la república. En consecuencia, se ha llevado todo el dinero
que no pudo emplear Sucre; y, además, retardándose y no yendo a los Estados
Unidos, aquel gobierno ha paralizado todo en la esperanza de tratar con él. Se
perdieron, pues, momentos preciosísimos: la España ha cambiado de política en
el interior y la América está contenta con ella. Roscio me comunica haber
llegado un oficial español a Barbada trayendo pliegos para Morillo para que
suspendiese las hostilidades hasta la reunión y decisión de las Cortes. Yo
pienso que sus órdenes serán más latas por el espíritu de su propio oficio de
17 del pasado. Roscio me escribe un volumen sobre las ventajas de seducción que
se pueden sacar del armisticio.
Revenga dice de oficio, que debemos pensarlo mucho.
. . por estas consideraciones: las posiciones que ocupamos, no todas
convenientes; el deseo de la paz que tiene la península y la incertidumbre que
ofrece el espíritu de las Cortes que pueden alentarse o desalentarse en razón
de nuestra conducta. Todos dos tienen razón, pero yo me adhiero a una negativa
absoluta si no hay oferta de independencia. Para vencer a los españoles es
preciso ser de acero; nada nos cuesta suspender las hostilidades de hecho, si
nos conviene, y mucho nos puede costar suspenderlas de derecho, porque la menor
confianza nos puede perder y la menor infracción deshonrar.
Espero en el curso de este mes una respuesta de Morillo
de mi oficio a Latorre, y también la llegada de los diputados enemigos. Es
imposible calcular el crédito que nos dará una repulsa absoluta, y quizás una
negativa producirá más bienes que una seducción: el bloqueo de Cartagena
continuará y el momento propio del invierno para obrar los enemigos cesará y
nosotros quedaremos en una actitud muy respetable; siempre en libertad de dar
los golpes convenientes, y siempre obrando con mucha circunspección para no
perder el brillo y os trofeos de Boyacá, ¿qué le parece a usted esto? Mucho hay
que decir contra, más yo creo que mis réplicas serían mayores. Una gran
defección del ejército enemigo no es posible dejando a sus familiares en el
bando opuesto: nuestra negligencia siempre creciente se aumentaría; los
intrigantes harían su papel quizás la ambición se mantendría de sus cenizas ya
frías; la inmensidad de nuestro campo se convertiría quizás en inmensa soledad
y sin quizás en un desconcierto total; tenemos dos fuentes de autoridad, el
gobierno y yo, alguna discordia; nuestros gastos continuarían inútilmente; la
España podría sacar de entre sus ruinas algunos tesoros ocultos que ahora son
desconocidos y que ningún cálculo humano puede ni aun presentir. La Europa es
muy fuerte, la América es muy nueva y muy inocente, en tanto que aquélla es
cruel y suspicaz; deseando el enemigo armisticio debemos nosotros alejarlo,
porque es cierto que nuestros intereses son opuestos. Así discurriendo podría
multiplicar los motivos de mi opinión en esta materia.
Haga usted imprimir, como si fuera en España, la proclama
de Quiroga del 5 de enero con un mismo carácter toda ella, y sin añadirle
ni quitarle una coma; se entiende en un pliego volante para mandarla a las
tropas españolas en todas direcciones.
Soy de usted de corazón.
Su amigo,
BOLÍVAR
No hay comentarios:
Publicar un comentario