NICOLÁS MAURICIO DE OMAÑA Y RODRÍGUEZ
Nació en Villa del Rosario el 22 de Septiembre
de 1780. Hijo de don Juan Antonio de Omaña y Juana Lucía Rodríguez y Sánchez.
Nicolás Mauricio de Omaña y Rodríguez
fue bautizado un día después de su nacimiento es decir el 23 de septiembre de
1780 en la parroquia de Nuestra Señora del
Rosario, según partida de bautismo.
Don Nicolás Mauricio siguió la carrera
del sacerdocio, habiendo llegado a ser el Rector del Colegio San Bartolomé en
la ciudad de Santafé de Bogotá donde estudio su sobrino el General Francisco de
Paula Santander y de quien él era su tutor.
Don Nicolás Mauricio fue uno de los más
entusiastas animadores del movimiento revolucionario del 20 de Julio de 1810.
Tanto es así, que la firma del padre Omaña quedó estampada en el acta de
independencia levantada en la capital de la república, por haber sido uno de
los vocales constituyentes de la Junta encargada del Supremo Gobierno del
Reino, designados por el pueblo que se amotinó en la plaza principal el mismo
día. Estuvo, pues, en la gran fecha al lado de José Acevedo y Gómez, Camilo
Torres, de su paisano el doctor Fruto Joaquín Gutiérrez de Caviedes y de tantos
otros ilustres directores de la insurrección republicana.
Antes de reventar en Bogotá la semilla
emancipadora, el padre Omaña y Rodríguez había ingresado en el cuerpo de
abogados de la Real Audiencia de donde pasó a ser rector de la iglesia del
Sagrario, examinador sinodal del arzobispo y prebendado de la catedral.
Desempeñó asimismo, los cargos de Promotor Fiscal, Vocal de la Junta principal
de Sanidad, Defensor General de Obras Pías, Consultor del Santo Oficio de la
Inquisición y Profesor del Colegio de San Bartolomé, que rigió después con notable ilustración. Toda la obra
literaria del padre Omaña fue recogida en el famoso Semanario de Caldas.
Para el 20 de Julio de 1810 el doctor
Nicolás Mauricio de Omaña era cura Rector de la catedral de Santafé. Dentro del
plan de organización de la guerra por parte de los patriotas, junto con el entusiasta
republicano don Pedro de la Lastra, el padre Omaña recibió la comisión del
supremo gobierno de Cundinamarca de trasladarse a los Estados Unidos a
contratar elementos bélicos y gestionar la traída de dos imprentas.
De regreso a la patria junto con su
compañero a fines de 1811, encontrábase en Cartagena el 11 de Noviembre, día de
su pronunciamiento a la libertad.
Conocidas por el pueblo las ideas republicanas del doctor Omaña y Rodríguez, al igual que el de Bogotá
le designó su representante en la junta. Omaña se excusó; más no se le admitió la excusa y con vivas y
entusiasmo se le obligó a tomar asiento en el puesto señalado.
Después de haberse llevado a cabo el
juramento de independencia de Cartagena, el pueblo tomó las armas en su poder,
dejando tan solo con destino a Cundinamarca los fusiles que se hallaban en
manos de don Pedro Lastra.
El día 14 de Diciembre de 1811, luego
del solemne Tedeum, dice La Gaceta Ministerial de Cundinamarca que “el generoso
pueblo de Cartagena, en medio de las expresiones de su alegría, buscaba al
doctor Omaña, a don Pedro Lastra y a don Manuel A. Rubla y demás vecinos de Santafé, congratulándose
con ellos de que ya se hubieran acabado las competencias de Santafé y Cartagena
y prorrumpiendo en los más agradables gestos, decían: ¡Viva la independencia!
Viva Santafé! ¡Viva Cartagena!
El doctor Omaña trajo de Filadelfia a un
joven profesor de idiomas para enseñar el inglés en Santafé. Por eso se tiene a
tan ilustre patriota como el fundador de la cátedra de la lengua inglesa en
Colombia.
El padre Omaña continuó en Cundinamarca
prestando valiosísimos servicios en los ramos eclesiástico y civil, a cuyo paso
dejó la huella de su gran inteligencia y de su probada capacidad. Fue
representante al Congreso en varias ocasiones y
presidente de éste en algunas oportunidades. En 1816 cuando sentó sus
bases en la capital de la república Pablo Morillo el padre Omaña estaba
consagrado al ministerio sacerdotal en su parroquia; mas, como hubiese tenido
actuación sobresaliente en la preparación y organización revolucionarias contra
los poderes de Fernando VII, de sus actos fue ordenada llevarse a cabo la
investigación correspondiente para juzgarlo. En efecto, formulado
convenientemente el proceso conforme a los deseos de Morillo, e iniciada por
éste la marcada época de cruel persecución por la que se llevó al exilio a
clérigos de la más alta categoría, al doctor Nicolás Mauricio de Omaña, le
correspondió el destierro en la zona de La Guaira (Venezuela), hacia la cual
salió en Septiembre de 1816, de donde no
volvió a regresar a su patria, pues allí
murió el 5 de Abril de 1817.
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