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Villa del Rosario, Norte de Santander, Colombia
Presidente Asociación Centro de Historia e Investigación de la Villa del Rosario. Autor de la Ruta Turística Viajando por la Capital de la Gran Colombia en rescate de nuestra identidad. Coautor del libro Viajando por la Capital de la Gran Colombia a través de la recreación en el medio natural

domingo, 29 de septiembre de 2013

PIEDRA DEL PARQUE LOS LIBERTADORES

RARO PETROGLIFO

El dibujo adjunto representa, en dimensiones reducidas, una inscripción grabada en piedra rústica de granito rojo, irregular en su forma, de un metro en su mayor longitud, según la descripción hecha por el Dr. José Jacinto Manrique, quien halló esta piedra inscrita en territorio del Rosario, Hallazgo de que dio cuenta a la Academia de Historia de Bogotá, con fecha 22 de agosto de 1919, exponiendo su opinión sobre el particular.

De esta inscripción nos envió, en octubre del mismo año, una copia el malogrado autor de El antiguo Cúcuta, Dr. Luis Febres Cordero, correspondiente de aquella Academia y de la de Historia de Venezuela.

El ilustrado Dr. Manrique califica este petroglifo como de origen sirio-fenicio antiguo, cuyos caracteres, dice, estuvieron en uso hasta el siglo XX antes de la era cristiana, lo que daría a la inscripción una antigüedad de 4 mil años. Este juicio, como el mismo descubridor del petroglifo lo declara, es puramente hipotético.
A la verdad, no nos parece de tan remota antigüedad. Los caracteres tienen efectivamente semejanza con el fenicio, según las tablas de Mr. Lefevre; pero la forma en que aparecen agrupados no corresponde a escritura literal sino a jeroglífica o sus similares. Las inscripciones literales se distinguen, en lo general, por la colocación de las letras en líneas horizontales más o menos largas.

Detenido estudio merece el petroglifo del Rosario. A la ligera, anotamos las observaciones siguientes:

1. Los caracteres o signos difieren por completo de las inscripciones halladas hasta ahora en América, correspondientes a la época precolombina. Nada tienen de común en los jeroglíficos mexicanos y los caracteres mayas, ni con los petroglifos hallados en Colombia y Venezuela. La inscripción rosariense  parece completamente exótica. Debe ser obra de alguna remota expedición procedente del Asia.

2. Los signos, como se ha dicho, tienen alguna semejanza con las letras fenicias, como también la tienen con los caracteres tibetanos y tártaros; pero su mayor semejanza, en forma y colocación, es con los ideogramas chinos, que pasaron al Japón, o sea con los caracteres elementales ideográficos del Celeste Imperio, cuya escritura se compone en columnas o grupos para leer de derecha a izquierda; semejanza observada también por dos chinos que recientemente han visto la inscripción. Hay en ella tres agrupaciones de signos, y algunos de ellos concuerdan con los que expresan las ideas de hombre, cadáver, grande, Fuerza, linaje, escudo, lecho, o lugar de reposo.
    


3. Sentadas estas premisas, podemos aventurar la versión, ya insinuada arriba, de que el petroglifo sea obra de una expedición china o japonesa en remota época precolombina; y que la leyenda puede ser sepulcral, consagrada a uno de los jefes exploradores de mérito, muerto en aquel paraje. La posibilidad de estas expediciones, voluntarias o fortuitas, del Asia Mongólica a la América precolombina está ya reconocida por los historiadores. Entre éstos, el erudito Cronan  habla en su historia de monedas chinas del siglo V halladas en sepulcros indígenas de la isla de Vancouver, Canadá.

Debemos advertir que no conocemos, fuera del estudio del doctor José Jacinto Manrique, ninguna otra referencia a este petroglifo, ni tampoco sabemos que haya sido publicado por la prensa en forma gráfica. Las observaciones que preceden fueron escritas desde 1919; pero nos vimos obligados a aplazar su publicación por la circunstancia de habérsenos traspapelado la copia de la inscripción relativa, que por fortuna volvió a nuestras manos cuando menos lo esperábamos.
En el terreno de la hipótesis, los pasos son siempre inseguros. Si no atinamos en las observaciones que formulamos, valga por lo menos la buena voluntad de contribuir  a descifrar tan interesante petroglifo, que ya no está en el sitio donde fue hallado. Don Luis Febres Cordero, arriba citado, en un erudito estudio publicado  en 1923 sobre el petroglifo de Colón en el Táchira, se refiere a esta traslación, pues al reseñar los monumentos de tal clase existentes en territorio del Norte de Santander, bajo el número primero, dice del que nos ocupa lo siguiente:

"El del Rosario, que forma hoy por capricho de contraste entre la rústica impulidez y el buen gusto arquitectónico, el pedestal de un busto del Libertador en una de las plazas de la población, hipotéticamente analizado por el doctor J. J. Manrique en un estudio de recomendable mérito." Tulio Febres Cordero.

NOTA.-EI grabado es bondadoso obsequio del señor J. Claudio de Jesús, quien lo ejecutó en madera con toda exactitud, valiéndose de copia fotográfica sacada por el señor Pedro Febres Cordero.

(De "El Nuevo Diario" de Caracas, NQ 8141, de 4 de febrero de .1933.)


Documento tomado de la biblioteca Nacional de Colombia

1 comentario:

  1. Muchas gracias, profesor, por la reseña. Nos fue muy útil para un producto audiovisual que estamos realizando.

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