LEYENDA SOBRE LA APARICIÓN DE LA
VIRGEN DE LA TABLITA
Replica del Templo Histórico y en su interior la imagen de la Virgen de La Tablita en la iglesia Nuestra Señora del Rosario antes de ser ubicada en el nicho donde se encuentra actualmente |
En el sitio conocido como la Plaza de las Banderas y específicamente
colindando con la Casa Natal del General Francisco de Paula Santander, se encontraba
una casa de bahareque y teja que tenía un aposento y un corredor, donde vivía
el señor Teófilo Gutiérrez con su esposa Florinda Chacón y por el frente de la
casa pasaba una toma. En el corredor de la casa estaba el sitio para planchar y
en esa época se utilizaban las planchas de hierro que se colocaban sobre
carbones encendidos para alisar la ropa. En una oportunidad cuando fueron a planchar,
la señora Florinda le dijo a su esposo que la tabla donde colocaban la plancha
estaba muy quemada y este le contesto que la guardara por ahí en algún rincón
de la casa. Paso el tiempo y un 15 de Mayo de 1880 cuando don Teófilo necesito una tabla para
hacer un cajón para criar abejas reales y se acordó de la que se había quemado
con la plancha, le dijo a su esposa que la trajera y cuando se la trajo se fue
a lavarla a la toma y estando lavándola él gritaba de alegría: Florinda mire lo
que se me apareció, vio estampada una Virgen con el niño en brazos a la parte
izquierda en medio de dos cortinas rojas, la Virgen está de pie. Comenzaron a
venerarla y la alumbraban con una lamparita de aceite de tártago que era lo que
había para esos tiempos.
Don Teófilo tenía una hija llamada Lina Rosa la cual se casó con
Eliodoro Astidias y al morir los padres de esta heredaron la virgen, Lina y
Eliodoro los cuales seguían venerándola.
En esa época el padre Mora estaba construyendo la Iglesia actual de
Nuestra Señora del Rosario y Eliodoro Astidias llego una tarde donde el padre
Mora y le dijo: padre vengo a que me haga un favor y el padre le contesto hay ya viene el viejo Eliodoro con sus vainas,
¿qué es lo que quiere? Y Eliodoro le dice: Padre, que me regale un poquito de
agua bendita y el padre le pregunta: ¿para que quiere el agua bendita? Eliodoro
le responde: Para bañar la Virgen que está en la tabla. El padre le dijo, no,
esa agua bendita es lavadura de todo el mundo, nos lavamos nosotros y todos los
que entran a persignarse, aguántese hasta el Viernes Santo porque ya viene la Semana
Santa, calcule que este yo consagrando y la metes en la toma y la bañas en cruz
tres veces.
Eliodoro hizo caso y todos los viernes santos la lavaba en la toma.
Algunos con mala intención comenzaron a
decir que Eliodoro la había pintado para
engañar pendejos y como ese cuento se regó aquí en el Rosario, entonces una
familia llamo a un pintor que llego a la Quinta Santander y le dijeron que le
daban una morocota de oro y que la pintara como estaba en la tabla; el
pintor la vio y dijo: no, yo no la pinto
y saco de su bolsillo otra morocota y se la puso encima con un papel que decía:
para que dejemos en realidad como está la Virgen y este oro es para ella; así
duro años y nadie se atrevió a pintarla, con eso se le callo la boca a los que
estaban poniendo en duda la veracidad de la aparición.
En 1951 cuando fallece Lina Rosa, esposa de Eliodoro este se va para
San Antonio del Táchira en compañía de su hijo que también llevaba el nombre de
su padre, con la finalidad de avisarle al único hermano que tenía Lina Rosa de
lo acontecido y una de las hijas de Eliodoro se quedó cuidando la casa.
Momentos después de haberse marchado para San Antonio llego el padre
Sandalio Anaya que para ese momento regentaba la Parroquia de Nuestra Señora
del Rosario, acompañado de Don Agustín Granados Torres que era el alcalde y le
preguntaron a la joven que se había quedado en casa donde se encontraba
Eliodoro y esta les respondió que estaba en San Antonio avisándole al hermano
de la fallecida lo ocurrido y entonces ellos dijeron que se llevaban la virgen
para la iglesia del Rosario nuevo y que si Eliodoro se oponía a este acto que
se presentara en la alcaldía. Sabiendo de las posiciones radicales que tomaba
Don Agustín, Eliodoro nunca reclamo. Por un tiempo la imagen permaneció dentro
de la réplica de un Templo Histórico y ahora se encuentra en un nicho especial
por la entrada que tiene la iglesia cerca de las escaleras que dan al
campanario.
Por este hecho los Astidias son llamados los “tablitas” y son muy
reconocidos en el pueblo.
En la casa donde apareció la virgen tenía gran cantidad de objetos unos
en plata y otros en oro como muestra de gratitud por parte de los fieles a los
favores recibidos.
INVESTIGACIÓN: GERARDO GARCÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario